He decidido iniciar este espacio virtual supliendo la necesidad impetuosa de conectar mi profesión de médico con el artista que siempre quise ser.

La palabra prefacio viene del latín preafatio, compuesto por el prefijo prae– (antes) y el verbo fatio (hablar), que significa antes de hablar en público. Me resulta un poco complicado escribirles sobre un pensamiento que estuvo por mucho tiempo en mi mente, esa idea omnipresente hoy la decidí materializar.

Aún recuerdo el momento en el que nació esta inquietud, era estudiante de segundo semestre de la licenciatura en Médico Cirujano, leí un artículo en el diario británico The Times escrito por el médico italiano Tito Franco (Profesor de Anatomía Patológica de la Universidad de Palermo, Buenos Aires, Argentina) sobre signos de enfermedades en pinturas icónicas. Aunque por mi escasa formación académica en ese entonces, desconocí la mayoría de los padecimientos, no fue así con los cuadros. Al terminar de leerlo quedé perplejo, a grado que jamás volví a ver las obras de la misma manera. El Dr. Tito Franco despertó en mí un interés por encontrar más de estos signos. Ahí se prendió la mecha.

Más tarde, en quinto semestre cursé la asignatura de Propedéutica Médica, dónde le encontré sentido a la profesión. La medicina trata de ver, tocar, sacudir y escuchar al paciente; lo que se conoce como inspección, palpación, percusión y auscultación. Me obsesioné con la idea de adquirir esa capacidad, de ver lo que antes era invisible, de tocar lo que era intocable, de sacudir lo que era intangible, de escuchar lo que era silencio. De sexto a décimo semestre llevé las asignaturas clínicas, de la mayoría de mis maestros aprendí como abordar un enfermo desde su especialidad, lo que me hace estar eternamente agradecido con cada uno de ellos. El camino estaba trazándose.

El Internado de Pregrado se resumen con la frase del médico canadiense y padre de la Medicina Interna, Willam Osler: “El que estudia medicina sin libros navega en un mar desconocido, pero el que estudia medicina sin pacientes no va a navegar en absoluto.” Durante ese año tuve la fortuna de navegar por ese maravilloso mar llamado clínica. También, no me queda más que agradecer a todos los adscritos que tuve por sus enseñanzas. Actualmente estoy en el año de Servicio Social, y cada paciente que cruza por la puerta del consultorio sigue contribuyendo a ese conocimiento

El médico y el artista se parecen en que ambos explican la realidad. El artista, además tiene la capacidad de crearla, lo hace mediante la pintura, la escultura o la cinematografía; el médico lo hace preguntando y explorando a los pacientes. Ambos se solapan en este contexto, sólo que cuando el médico adopta un papel de oyente y observante, está interesado en interpretar lo que el paciente le dice, tanto en síntomas y signos; a diferencia del artista, no interpreta la realidad por sensaciones sino por asociación de ideas que culminan en un diagnóstico. El médico mexicano y padre de la Cardiología, Ignacio Chávez Sánchez dijo alguna vez: “No hay peor forma de mutilación espiritual que un médico con la falta de cultura. Quién carezca de ella podrá ser un sabio en su ciencia, un gran técnico en su oficio, pero en lo demás no pasará de ser un bárbaro, ayuno de lo que da la compresión humana.” Únicamente a través de las humanidades, los médicos podemos ampliar nuestros horizontes, de forma que nada humano sea extraño para nosotros. Está demostrado que las clases de arte mejoran las habilidades de observación de los estudiantes de medicina, según un estudio controlado aleatorizado, publicado en la edición de enero de la revista Ophthalmology.

Y en este punto me encuentro, planeo coger un par de obras y mirarlas con ese ojo clínico para encontrar un diagnóstico basado en la inspección. Además dedicaré algunas entradas a los personajes que forjaron la interesante historia de la medicina. Espero que este espacio sirva de forma imperfecta como una encrucijada para combinar dos de mis grandes pasiones, la medicina y el arte. Quizás mi deseo de querer ser un artista quede saciado con estas interpretaciones.

¡Bienvenidos!

 

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